Encabezado

lunes, 18 de julio de 2011

La eidemia del Crack crece en Brasil.

En la oscuridad que precede el amanecer, trabajadores sociales avanzan lentamente por un estrecho camino que divide dos vastas favelas, entrando a un paisaje dilapidado conocido como "tierra del crack", donde calles cubiertas de casuchas derrumbadas, pilas de escombros y basura sirven como mercado de crack.

Los trabajadores miran detrás de pedazos de cartón, en rincones ocultos por hierbas altas, por drogadictos que emergen, confusos, de entre mantas raídas. Algunos pelean y se van. Una joven frenética, con la enorme barriga mostrando el embarazo, comienza a llorar y a halarse el cabello mientras policías protegiendo el área tratan de calmarla.

"Calma, Taine, calma", le dice un policía. "Mírame, soy yo". Unas dos décadas después de que Estados Unidos saliese de lo peor de su epidemia de crack, las autoridades brasileñas están viendo como la barata droga se extiende por su país. Y tienen muchos menos recursos para lidiar con ella. Ningún rincón de Brasil se ha salvado.

Un reciente sondeo de la Federación Nacional de Condados concluyó que 98 por ciento de ellos habían registrado tráfico o consumo de crack.

En Sao Paulo, el primer lugar de Brasil en tener un gran mercado para el consumo de la droga en los noventa, las confiscaciones policiales de crack subieron de 595 kilos en el 2006 a mil 636 kilos en el 2009, de acuerdo con la policía federal.

En Rió, los arrestos relacionados con el crack aumentaron de 546 en el 2009 a 2 mil 597 en el 2010, de acuerdo con la unidad de investigaciones del departamento de seguridad pública.

Esa alza ocurrió en momentos en que el consumo de la droga comenzó a bajar en Estados Unidos. De acuerdo con el Reporte Mundial de Drogas de la ONU en el 2001, una reducción de los suministros provenientes de México hizo subir los precios por más de 80 por ciento entre el 2006 y el 2009. Mientras, Brasil se volvió el principal país de tránsito para la cocaína que proviene de las naciones productoras andinas en ruta a Europa, dice el reporte.

Con una economía en crecimiento luego de años de hiperinflación, los brasileños además tienen más dinero disponible para gastarlo en drogas.

Muy pronto, más crack estaba siendo confiscado en Brasil que en Estados Unidos. El reporte de la ONU indica que 163 kilos fueron confiscados en Estados Unidos en el 2009, apenas 10 por ciento de lo que la policía de Sao Paulo dice se confiscó en ese estado.

"Para nosotros los médicos, hay una epidemia de crack", dijo Ricardo Paiva, que ha estado monitoreando la diseminación de la droga para el Consejo Nacional de Medicina. "Sentimos que estamos perdiendo la guerra".

Una batalla mortífera

Estudios de la Universidad de Sao Paulo muestran que luego de cinco años, una tercera parte de los consumidores de crack había muerto, en su mayoría a causa de violencia.

Un plan del gobierno federal para combatir la droga fue firmado en mayo del 2010, con un presupuesto de 253 millones de dólares. Críticos dijeron desde el inicio que los recursos no eran suficientes.

Un año más tarde, la implementación anda atrasada. De los fondos presupuestados, solamente han sido asignados 57 millones, y de esos, solamente tres millones han sido gastados. "Ha sido pura retórica", dijo Paiva. "Se trata de un grave problema de salud, y el gobierno no puede estar ausente".

Llamadas telefónicas y mensajes electrónicos al departamento federal de control de drogas, bajo el Ministerio de Justicia, no recibieron respuesta, aunque las autoridades coinciden en que la situación es crítica.

En recientes declaraciones ante el Congreso, Pedro Delgado, coordinador del Ministerio de Salud para salud mental, drogas y alcohol, dijo que existen unos 600 mil consumidores de crack en el país.

Droga barata

El crack es lo suficientemente barato -tres dólares por roca- para llegar a los niños de la calle, los desempleados y otras personas que viven en extrema pobreza. La adicción empeora la marginalización y pone sus vidas en peligro, le dijo Delgado a representantes.

En una reciente batida en el mercado de crack entre las favelas de Manguinhos y Mandela en Río, la policía y trabajadores sociales recogieron a unos 58 adictos que estaban viviendo en las calles.

Diez eran adolescentes o niños. Al menos tres mujeres tenían estado avanzado de embarazo. Todos tenían poca educación, poco o ningún acceso a atención médica y ningún contacto con programas sociales que pudiesen ayudarles.

Sentada al sol a unos pocos metros de la pila de drogas y armas confiscadas en la redada, Pricila Nascimento comía galletas acompañadas con una soda. De apenas 17 años, lucía las marcas de cuatro años viviendo en la calle: Ausencia de algunos dientes y un par de largas cicatrices en las piernas.

Uno de ocho niños, estudió apenas hasta el quinto grado, tras lo cual se fue de casa. En las calles conoció a un joven que vendía drogas y la introdujo al crack, primero mezclado con mariguana o tabaco, después puro.

Ya no sabe siquiera dónde viven sus padres. "Mi mamá me enseñó a cuidarme" , dijo. Ella mendiga y a veces roba. "Te aseguro que nunca paso hambre".

Hasta marzo, menores como Nascimento eran recogidos por la policía y casi inmediatamente dejados en libertad. Los adictos a crack que viven en las calles son a menudo víctimas de golpizas y abusos sexuales, y las niñas se prostituyen a cambio de poder inhalar crack de una pipa de un hombre, dice Valeria Aragao, jefa de la sección juvenil de la policía.

Aragao y Rodrigo Bethlem, jefe municipal de bienestar social, colaboran con la policía en un programa piloto que busca cambiar la situación, al menos para los menores. "Cuando padres no pueden cuidar a sus hijos, el bienestar de éstos es responsabilidad de todos" , dijo Aragao.

"Tenemos que garantizar su derecho a dignidad y la vida". Los niños y adolescentes recogidos desde el 31 de marzo están siendo devueltos a sus familias, si pueden ser encontradas, o colocados obligatoriamente en centros de tratamiento establecidos especialmente para ellos.

Centros de apoyo


Cuatro centros con 145 camas en total han sido establecidos para el programa, y hay planes para otros 40. A los adultos se les ofrece tratamiento, pero no se les obliga a vivir en los centros. "Se trata de un problema social, un problema de salud, no solamente de seguridad pública", dijo Bethlem. "Ha habido un abandono real, una ausencia del estado. Estamos tratando de cambiar eso".

Lo que las autoridades de Río tratan de evitar es la complacencia que creó esos mercados públicos de crack en Sao Paulo. "No podemos comenzar a pensar que es común, aceptable, tener a personas viviendo así", dijo Bethlem.

En el corazón de Sao Paulo, un área de unas mil manzanas es el mayor ejemplo del problema del crack en Brasil. Los adictos se reúnen en grupos de centenares o se separan en grupos más pequeños para fumar sus rocas.

Una tarde reciente, un hombre de 23 años, que solamente se identificó como Mario, yacía en una sucia acera, desnudo bajo una manta gris. El hombre dio un chupe a su pipa casera y de disculpó por mal olor que él tenía. "Me oriné, pero no puedo limpiarme". Mario es parapléjico y levanta la manta para mostrar dos piernas encogidas. Él usa una silla de ruedas, pero se la robaron cuando estaba dormido, así que no puede ir a ninguna parte a bañarse.

El alcalde de Sao Paulo dijo recientemente que estaba estudiando la posibilidad de internar forzosamente a gente como Mario. Críticos dicen que eso no va a resolver el problema, sino solamente esconderlo.

¿Qué proponen?


Walter Maierovitch, un ex jefe de la agencia antidrogas que continúa investigando y escribiendo sobre el tema, propone programas que ofrezcan a adultos un lugar seguro para usar drogas, además de acceso a servicios de salud y otros programas. "Insistir en programas que demandan abstinencia no resulta" , dijo.

"El gobierno no puede simplemente barrer a la gente". En Río, incluso la mirada más breve a las vidas de los niños adictos al crack revela la magnitud del reto.

Junios Gomes de Santos, un adolescente inquieto y sumamente flaco, está sentado lejos del grupo rodeado por la policía y trabajadores sociales. Es pequeño y parece más joven que sus 14 años. Tiene los ojos amarillos e irritados.

La historia que cuenta puede ser la de muchos niños aquí: se escapó de su casa porque su padre lo golpeaba. No se acuerda cuándo comenzó a consumir crack. Un primo suyo le enseñó la droga. Puede escribir su nombre, pero no mucho más. Sabe que lo van a llevar a un albergue, pero no planea quedarse.

"Voy a comer, beber y me voy, de regreso adonde estaba", dijo. Sabe que es peligroso, pero no le importa, dice. "De este mundo no me llevo nada" , dice, esbozando una sonrisa inquietante. "Solamente un féretro, como recuerdo".

Psic. Carlos Alberto Robles Montoya

Compartiendo la vida con los huicholes.

POTRERO-LA PALMITA, Nayarit.- Ese rayo, del que vimos salir fuego, alumbró nuestra penumbra. Las tres brincamos de miedo. Una fuerte tormenta cae sobre la Sierra Madre Occidental. Entre truenos, el cricar de los grillos, el croar de los sapos, el rebuznar del burro y el zumbar de los zancudos empieza la historia de Marina, huichola de 45 años a la que hoy le ha tocado cuidar el Centro Ecoturístico Tawexikta ("lugar del sol" en lengua wixaritari). La luz del sol se marchó a las siete de la tarde y con él la electricidad de los paneles solares. Esta noche sólo la tormenta eléctrica, veladoras y una lámpara alumbran nuestros pasos.

Marina dice que el agua llega hasta las montañas, gracias a Takutsi Nakawé, la gran Madre. Ella es una de sus principales deidades, la que se encarga de hacer crecer el maíz, de poner "verdecita" toda la sierra y volver la tierra fértil para que los mangos, los papayos, los ciruelos, las cactáceas, los pinos y los cedros crezcan, embelleciendo ese paisaje envuelto por grandes cerros y una presa llamada Aguamilpa. Es ahí donde los niños se divierten nadando y compitiendo por el mejor clavado, donde las mujeres blanquean la ropa restregándola sobre las rocas. ¿Y los hombres? "Ellos se hacen más pa'allá, se van a la islita a pescar", responde Marina.

La plática nos ha abierto el apetito. "Vénganse vamos a tortear para cenar". Cruzamos el comedor casi corriendo, los zancudos parecen también hambrientos, revolotean por todos lados. Para evitar los piquetes apagamos todo objeto que emita luz. En la cocina, la leña arde y cruje, el comal está listo para ver a Marina en acción, parece que ella sí sabe convivir con los bichos.

Tortear no es devorar un bolillo, es hacer tortillas, y lo realizan únicamente las mujeres. Las tortillas son uno de sus alimentos básicos, así que tortean tres o cuatro veces al día. Es una obligación, pero también una habilidad saber mezclar Maseca, harina y agua; amasar, hacer bolitas y, entre palmadas, formar la tortilla que va directo al fogón. "Deben quedar delgaditas y grandes", me explica Marina en mi intento fallido de tortear. Mañana practicaré de nuevo la técnica y hasta prepararé la cena.

El vapor levanta la tapa de la olla. El café está hirviendo, la canela que le ha puesto para darle sabor ya impregnó el ambiente. El aroma se ha fijado hasta en nuestras ropas. En menos de media hora tenemos tortillas y huevos revueltos con nopales. Alma, mi compañera, quiere cooperar y se anima a martajar la salsa. Los jitomates y chiles se hirvieron para ver su final en un molcajete. Ahora sí, la cena está lista. Marina sigue contando su historia.

Antes de pasar la primera noche en esta comunidad huichola, ya sabemos que ahí viven 50 familias, que los hombres mantienen los hogares, aunque para ello se tengan que ir de casa por casi una semana; las mujeres se dedican a elaborar artesanías y a mantener limpio el hogar; los niños estudian hasta la preparatoria porque no hay más. Ese día el hijo de Marina se ha graduado de la secundaria. Ella se siente orgullosa de que concluya sus estudios.

El chico bailará El Fantasma de la Ópera, con todo y máscara. La fiesta se hizo en grande, Marina hasta nos convidó del cebiche de camarón y el pollo en pipián que le cocinó a su comadre, la que le compró el atuendo a su hijo.

Crisis nocturna

La tormenta nos da tregua para correr a nuestra cabaña. Al abrir la puerta vemos que alguien ha entrado para encender dos veladoras y cubrir nuestras camas con pabellones y así poder descansar sin que los insectos hicieran de las suyas. Pero fue demasiado tarde. Cómo batallamos. Ni el raidolito, ni las aplicaciones del celular, ni las veladoras, ni el pabellón los ahuyenta. El adobe de las paredes atrapó todo el calor del día, así que la temperatura es otro factor que impide nuestro descanso.

Vislumbramos el alba. La humedad nos despierta antes de que cante el gallo. Buscamos un respiro de aire fresco pero es imposible, sólo sentimos ese calor de 25° C, al menos es lo que alcanzo a ver en la pantalla de mi celular antes de que se agote la batería. La luz sigue brillando por su ausencia.

Son las seis de la mañana. Como caída del cielo aparece Ernestina, la joven administradora de las cabañas. Mientras trenza su larga y negra cabellera, pregunta que cómo pasamos la noche. Ante nuestras quejas sonríe y dice que no aguantamos nada. Ella ni siquiera tiene pabellón y su rostro se ve tan descansado y su cuerpo libre de piquetes, que hasta envidia nos da.

Queremos estar bañaditas para el desayuno. Las cocineras Bartola y Tere no tardan en llamarnos. De la regadera no cae ni una gota. Los rayos del sol aún no aparecen para cargar de energía y echar a andar la bomba de agua, así que nos aseamos como Ernestina, Marina, Bartola y todas las personas que habitan la comunidad, a jicarazos de agua fría que sacan de una pileta. Dos botes son suficientes para Alma y para mí. Ni siquiera titiritamos, ese chapuzón frío es una bendición para librarnos del sudor nocturno y despertar por completo.

Ernestina enciende el altavoz y golpea tres veces el micrófono. De una bocina sale el anuncio que transmitirá a toda la comunidad. El llamado me recuerda a los que hacen en los supermercados. "Queremos felicitar a Mónica, quien hoy cumple 16 años. Hoy que sales de los 15...", la risa de Ernestina interrumpe el mensaje, ya no sabe que más decir, mejor enciende su radio y suenan las clásicas Mañanitas. La voceada le ha costado al papá de Mónica cinco pesos.

Después del desayuno -arroz y bistec a la mexicana-, Ernestina vocea a las artesanas y al marakame, el chamán del pueblo. Los cita en la plaza, ahí donde las mujeres exhiben su trabajo, que nos parece todo un arte, y donde a nosotras no nos importa gastar.

Para ir a comprar tenemos que salir del centro ecoturístico, conformado sólo por cuatro cabañas y un comedor general. Ernestina nos acompaña y a nuestro andar se unen Estrellita (seis años) y Elvia (12 años), sobrinas de Marina. Ellas llevan en su morralito lo que nos quieren vender.

Ojos maravillados

Las mantas de algodón, sobre el piso o en tablas de madera, se han extendido. Lo que a veces vemos tras una vitrina de alguna tienda, hoy está a nuestro alcance, no sólo físicamente, también de nuestro bolsillo. Anillos, collares, aretes, llaveros, pulseras, blusas bordadas, bolsas tejidas en estambre, jícaras y cuadros, todo hecho a mano.

Hoy sólo han venido 10 artesanas. Examinamos puesto por puesto. Alma se sorprende con las pulseras. Marina ya nos había dicho que para hacer una se llevan hasta una semana, depende de que tan grande sea. Delicadeza, color y exactitud es lo primero que resalta en sus diseños. Cada chaquira es cosida una por una, hasta formar la figura deseada. La mayoría tienen la flor del híkuri (peyote), es la cactácea que los representa, la que ellos consideran su guía espiritual.

El híkuri también se plasma junto al venado (marratutuyari), su animal sagrado. Dice la leyenda que cuatro jóvenes marcharon de la sierra (representando a los cuatro elementos naturales) hacia el Wirikuta, centro sagrado de los huicholes ubicado en Real de Catorce, para pedirle a Dios lluvias y sustento.

Tras varios días de caminata y sin fuerzas para continuar, apareció un venado. Los jóvenes lo persiguieron, sería su alimento, pero el animal desapareció sin dejar rastro alguno. De pronto uno lanzó una flecha que fue a caer en una gran figura de venado formada en la tierra con plantas de peyote. Todas juntas brillaban con el sol, como si fueran esmeraldas. Confundidos, decidieron cortar las plantas y llevarlas a su pueblo. Comenzaron a repartir el peyote a todas las personas, mismo que los curó alimentó y les quitó la sed.

El Ojo de Dios, que también encontramos como artesanía, es un instrumento religioso y de protección. Representa los cuatro puntos cardinales, todos se juntan en el centro, en el "fuego viejo". Los padres tienen que elaborar un "ojo" cada año a los niños recién nacidos, para que los proteja por cinco años consecutivos.

En el centro artesanal hemos gastado un aproximado de mil pesos. Inversión que no pesa, pues adquirimos pulseras, collares, anillos, Ojos de Dios, cuadros tejidos con estambre y tacuats, morrales tejidos que acostumbran llevar todos, incluido Aurelio, el chamán. Ahí guarda las muvieris (flechas de bambú con plumas de aguilillo). Y con éstas nos va a limpiar.

Aurelio nos lleva al caliguey, el cuarto de las limpias. No mira a los ojos, sólo se concentra en pasar, una y otra vez, por cara, brazos, cabeza, pecho y piernas, las muvieris. Balbucea y sopla las plumas. En 10 minutos estoy "limpia". El mal que me ha curado lo sabré mañana, pues es durante la noche, ayudado de la luna y unas velas, que Aurelio sabe lo que sacó de mi alma. El costo es de cooperación voluntaria.

El resto del día se nos va entre clases de huichol, que nos dan Estrellita y Elvia. Vendrán después las lecciones para aprender a elaborar artesanías en chaquira. Marina nos llevará a su casa y nos invitará agua de Jamaica. La flor la corta de su sembradío. También recolectará algunas frutas. Antes de que llegue la noche y la luz se vuelva a ir, conoceremos a doña Lupita, la mujer de más edad en toda la comunidad.

Los truenos anuncian otra noche de lluvia torrencial. Los insectos ya no harán de las suyas, hemos colocado el pabellón sobre nuestras camas y encendido el raidolito a tiempo. La velada la animamos con café, quesadillas y, al final, una cerveza con la que Marina nos dice adiós y espera vernos volver.

martes, 12 de julio de 2011

La belleza esta en el cerebro del que la mira.

Se dice que la belleza, más que en el objeto que miramos, está en los ojos de quien lo mira. Ahora, científicos británicos han comprobado que realmente la belleza es algo subjetivo pero no está en los ojos, sino en el cerebro de quien la mira.

Los investigadores de la Universidad de Londres (UCL) descubrieron que cuando experimentamos algo bello, como una pintura o una pieza musical, se "enciende" una región específica en el cerebro, la corteza orbitofrontal medial.

Esto muestra, dice el estudio publicado en la revista PLoS One (Biblioteca Pública de Ciencia), que la única característica que comparten todas las obras de arte, cualquiera que sea su naturaleza, es que son capaces de producir actividad en esa región del cerebro.

El profesor Semir Zeki y su equipo del Laboratorio Wellcome de Neurobiología de la UCL deseaban descubrir cuáles son las similitudes entre lo que es considerado bello por los seres humanos.

Se sabe que lo que una cultura percibe como hermoso o feo varía drásticamente de lo que es considerado bello o poco atractivo en otras culturas y sociedades.

Y aún entre una misma cultura, una persona elige algo distinto de otra cuando se trata de decidir qué es hemoso.

Hasta ahora, sin embargo, nadie había logrado comprobar si realmente la belleza es algo tan subjetivo.

"El asunto de si existen ciertas características que hagan a los objetos hermosos ha sido debatido durante miles de años tanto por artistas como filósofos, pero no se ha logrado establecer una conclusión adecuada" dice el profesor Zeki.

"También se ha debatido la cuestión de si los humanos contamos con un sentido abstracto de la belleza, es decir, un sentido que estimule en nosotros una misma experiencia emocional poderosa, independientemente de cuál sea la fuente, por ejemplo, una obra musical o visual".

"Pensamos que ya es tiempo de que la neurobiología resuelva estas cuestiones fundamentales" agrega.

Neuroestética

El científico ha estado estudiando en los últimos 10 años un nuevo campo en la neurociencia: la llamada neuroestética, que busca las bases biológicas y neurales de la creatividad, la belleza y el amor.

La idea, dice el investigador, es juntar a la ciencia, el arte y la filosofía para responder a cuestiones fundamentales de lo que es ser humano.

En el nuevo estudio participaron 21 voluntarios, todos de distintas culturas y orígenes étnicos, a los cuales se les presentaron una serie de pinturas y piezas musicales.

Los individuos debían clasificar a cada obra como hermosa, indiferente o fea.

Posteriormente se les presentaron esas mismas pinturas o piezas musicales mientras eran sometidos a un escáner de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para medir la actividad en su cerebro.

Los resultados mostraron que una región en la parte delantera del cerebro, llamada corteza orbitofrontal medial, se activaba más cuando los individuos escuchaban una pieza de música o miraban una pintura que habían clasificado previamente como hermosa.

Por el contrario, ninguna región del cerebro se activaba cuando se les presentaba una obra que habían calificado de fea.

La corteza orbitofrontal medial, explican los científicos, forma parte del centro de placer y recompensa en el cerebro, y estudios en el pasado ya la habían asociado con la apreciación de la belleza.

Sin embargo, dice el profesor Zeki, ésta es la primera vez que la ciencia es capaz de demostrar que la misma zona del cerebro se activa tanto con la percepción visual como la auditiva de la belleza en un mismo individuo.

"Esto implica que la belleza realmente existe como un concepto abstracto en el cerebro" afirman los autores.

Arte "bello"



"Cerebro"
Otro resultado interesante que encontraron los científicos fue que la percepción visual de la belleza parece tener un efecto especial en el cerebro.

Cuando los participantes experimentaban la belleza en una pintura se incrementaba también la actividad en otra región del cerebro, el núcleo caudado, que se encuentra cerca del centro del cerebro.

Esta zona ha sido previamente asociada al amor romántico, lo cual, dicen los científicos, "sugiere una correlación neural entre la belleza y el amor".

Otro problema, dice el profesor Zeki, es que "casi cualquier cosa puede ser considerada arte, pero no todo el arte es hermoso".

"Por ejemplo una pintura de Francis Bacon puede tener un gran mérito artístico pero no calificaría como hermosa. Y lo mismo puede decirse de algunos de los compositores clásicos más "difíciles" cuyas composiciones pueden ser vistas como más artísticas que el rock".

"Así que con alguien que considera al rock más placentero y bello que a la música clásica, esperaríamos ver una mayor actividad en esta región particular del cerebro cuando escucha a Van Halen que cuando escucha a Wagner" dice el neurobiólogo.

"Pero ahora podríamos argumentar que sólo las creaciones cuya experiencia está correlacionada con la actividad en la corteza prefrontal orbital deberían quedar clasificadas como arte hermoso", señala el investigador.

El científico planea ahora investigar cómo y hasta qué punto la belleza está determinada por la crianza y la cultura.

jueves, 16 de junio de 2011

Medicina tradicional e interculturalidad

El procedimiento de purga con yagé –brebaje medicinal y ritual de los indígenas del Putumayo colombiano– ha tenido una difusión meteórica en los centros urbanos desde el último decenio del siglo XX. En Bogotá, la capital hay cada semana no menos de diez reuniones en las que se reparte yagé, en la mayoría de los casos por indígenas que se desplazan desde sus comunidades, pero también por personajes no-indígenas que han identificado en esta práctica una fuente de ingresos ejerciendo un ritual que no les es propio y al que adicionan elementos religiosos y mágicos de diversa procedencia. Incluso profesionales occidentales, médicos y psicólogos, o terapeutas alternativos, autodidactas casi siempre, han optado también por captar parte de esa nueva clientela repartiendo el brebaje.
Antes de los años 80 del siglo anterior, estas reuniones eran supremamente escasas: intelectuales y artistas siempre curiosos de experimentar sustancias exóticas, antropólogos con contactos en comunidades donde habrían realizado trabajos de campo, viajeros y exploradores siempre al encuentro de experiencias novedosas… Es seguro que hubieran consumidores que se salen de esa descripción: sectores populares que desde mucho tiempo atrás han sabido o creído en las artes médicas y mágicas de chamanes indígenas itinerantes o establecidos en ciudades, y que a través de ellos conocieran diversas plantas aplicadas a malestares específicos y diversas formulaciones de purga entre ellas el yagé. Prestigio que no ha hecho sino crecer entre estos mismos sectores, pero que ahora coinciden en los mismos espacios con personas procedentes de estratos medios y altos, con altos niveles de escolaridad y también con altos niveles de ingreso.
Pero el crecimiento abrupto de esta medicina en las ciudades, coincidente con el cambio de siglo, pudo también ser inducido por un nuevo espacio de reconocimiento de los indígenas, hasta entonces “invisibilizados” y/o menospreciados, llegado a nuestro país como ola expansiva de una tendencia universal de revisión del etnocentrismo occidental y de volver la mirada hacia las otras culturas del planeta. Este redescubrimiento ha contado con la participación amarillista de las empresas de la comunicación masiva, siempre a la caza de lo sensacional y exótico, que han divulgado información no siempre consistente.

1–Descripción del Taller Yagé Terapéutico
Experiencias negativas vividas en encuentros improvisados en los que los taitas venidos del Putumayo repartían yagé, nos llevaron a considerar la necesidad de crear un espacio más cuidadoso para el acceso de la gente de ciudad a esa medicina. Fue así como nació el Seminario-Taller-Ritual –STR- Yagé Terapéutico, que desde Junio de 2000 hemos estado realizando hasta la fecha, con 90 ediciones cumplidas, y que al ritual indígena propiamente dicho de repartición del brebaje agrega un componente previo de “preparación” y uno posterior de “elaboración” de la experiencia.
Dentro de la preparación para la purga se incluyen: recomendaciones previas de dieta, una charla explicativa donde se intentan aclarar todos los elementos conceptuales del tema con absolución de dudas e interrogantes, y unas prácticas físicas en las que se propone la idea de conciencia del cuerpo –aquella noción de que el cuerpo siempre está en presente, en el aquí y ahora– y de la respiración como conexión primordial con la realidad externa a nosotros; de contacto con la naturaleza y de compactación y armonización del grupo que vivirá la experiencia en común. En la “elaboración simbólica” posterior a la purga, a través de un ejercicio pictórico que realiza cada participante seguido de una puesta en común, se busca explicitar contenidos significativos del trance vivido, enfatizando en el afinamiento individual de conclusiones y “tareas” que siguen a la purga.
En el centro está el ritual de purga con yagé –cocimiento de una mezcla del bejuco de yagé o ayahuasca, Banisteropsis caapi en la notación botánica, y la chagropanga, nominada como Diplopteris cabrerana–, que ofrece un Taita, o médico tradicional indígena, que ejecuta su ritual según la costumbre de su pueblo y según sus particularidades y estilo personal. Han atendido el evento 10 taitas diferentes de las etnias, inga, siona, kofán y kamsá.
–Presupuestos conceptuales
El formato y desarrollo del evento ha tenido ajustes a lo largo de los casi diez años que lo hemos realizado. Asimismo se ha ido precisando la justificación conceptual –el relato– de su realización. Con el desarrollo se ha perfilado un marco general explicativo que destaca tres elementos: el evento se define como Terapéutico, Intercultural y Laico. Estas tres categorías pretenden ser un portal de entrada a la vez que una propuesta conceptual de comprensión de la experiencia.
La idea que manejamos de lo terapéutico –relación y equilibrio en la diada salud-enfermedad– es amplia: incluye lo mental, emocional y psíquico a lo puramente físico, y desde luego aquello que llamamos “lo espiritual” cualquiera sea la forma como cada quien lo aborde. Y lo terapéutico no es solo la vida individual, es también el contexto social o colectivo del ser, de donde surge el concepto de “enfermedades sociales”. Y más aún, la “salud de la tierra”, la calidad del medio ambiente dentro del que se realiza la vida de las personas, tampoco es extraño a la salud individual. Lo terapéutico en el yagé no solo apunta a sanar –limpiar, expulsar lo que nos enferma–, sino a prevenir –vigorizar, fortalecer nuestro ser– y de ahí también su cualidad de medicina preventiva.
Una certeza que hemos adquirido durante toda esta experiencia es que la interrelación entre todas estas dimensiones y su manifestación simultánea se pone en evidencia precisamente en la purga-trance con el yagé; certeza o conocimiento difícilmente teorizable, o mejor, que sin su vivencia práctica se convierte solo en un sartal de palabras.
El concepto de Interculturalidad ha adquirido una gran complejidad y extensión, como que las relaciones dentro de las intrincadas comunidades urbanas de la actualidad, que fusionan múltiples componentes y tendencias sociales, étnicos, económicos, religiosos, de género, generacionales, etc., hacen suponer que todo tipo de relaciones dentro de estas comunidades son interculturales. Pero aquí hemos delimitado el concepto a la comprensión del encuentro de dos componentes étnico-culturales: el citadino, que se sintetiza en la combinatoria: racional, lineal, positivista, unidimensional, utilitarista, que no incluye lo contradictorio como expresión de la realidad, con una construcción teórica que se autocalifica como “científica” y superior a cualquier otra; y el indígena, de visión holística o totalizadora –común a todos los complejos culturales tradicionales, particularmente el de Oriente–, experiencial, cuyo contexto es el campo, la Naturaleza, y que, como ya se ha dicho, no solo incluye la salud de las personas sino la de la comunidad y la del medio ambiente [1] . Estas generalizaciones se hacen sumamente variadas al ser aplicadas a la realidad: la mentalidad urbana no está exenta de concepciones de magia y brujería, imbricadas sin solución de continuidad con diversas ideas religiosas; los manejos y recursos terapéuticos de los médicos indígenas integran también conceptos de las terapéuticas occidentales y de medicinas alternativas. Quizás la experiencia de la interculturalidad de las medicinas, que de múltiples maneras se viene dando, requiera a este momento un término más amplio y más preciso

–multiculturalidad, por ejemplo– que de cuenta de las actuales imbricaciones y mezclas que se dan en las prácticas de manejo de la relación enfermedad–salud.
El concepto de Laicidad es también complejo pero indispensable para la práctica médica intercultural y hace relación a la no intervención explícita de los marcos religiosos y particularmente de su expresión institucional. Hemos sintetizado esta idea en el compromiso con los participantes de no hacer ni permitir dentro del espacio del evento la propaganda religiosa o de un tipo de creencias específico. No hay una afiliación del evento con ningún tipo de representación de la Trascendencia, sino respeto por las creencias individuales y su manifestación; incluso se enfatiza, como parte del proceso sanador, en la conveniencia de que cada quien asuma su acceso a esa dimensión con su representación o metáfora propia.
A los presupuestos anteriores se agrega una propuesta de “principios de inspiración chamánica”, que sustentan una ética para abordar esta experiencia:
El principal de esos principios es el hacerse cargo de sí mismo, que enfatiza la necesidad de asumir la experiencia de la vida como algo único en lo que no se puede ser reemplazado por nada ni por nadie. Es la responsabilidad individual ante el destino propio que se construye a partir del autoconocimiento y a partir de la evolución adaptativa de cada ser a sus circunstancias, según sus aptitudes y sus límites.
Dentro de las ideas esbozadas, la experiencia de purga con el brebaje del yagé es un recurso no solo de purga física en el sentido señalado sino un instrumento de conocimiento y de acceso a una conexión con la realidad y con la espiritualidad que puede dar un sentido al actuar en la vida de manera coherente y sana a nivel mental y espiritual. Se excluye del concepto inicial cualquier asociación de la experiencia con la idea de “probar otra droga” o de tener una experiencia de divertimiento psiconáutico.
Puede decirse que el STR Yagé Terapéutico se ha posicionado como un procedimiento de trabajo de la conciencia, que utiliza un enteógeno de origen indígena y que elije los usos y la estética de estos rituales, ejecutados según sus tradiciones, como referente simbólico. El resultado cultural híbrido, está orientado a la enfermedad de nuestro tiempo, la “enfermedad del alma”: Algo que falta en la modernidad, algo de lo que desechamos de las sociedades tradicionales, talvez los ritos iniciáticos o los de paso, que faciliten o guíen las tareas adaptativas del ser humano. No es simplemente el reemplazo de los dioses tradicionales por un moderno Pluto, o dios de la riqueza y la acumulación por sí mismas –o el desplazamiento de los antiguos misterios por unos nuevos; de los antiguos mitos por unos nuevos–, sino una auténtica recreación del mito que nos permita reencantar nuestro mundo y nuestra vida.
–Difusión y Convocatoria
La difusión de la propuesta del STR-Yagé Terapéutico, aparte de la promoción que los propios participantes hacen entre sus familiares y amigos, se ha estabilizado a través de Internet, lo que establece de entrada una barrera –hoy día los participantes conocen y contactan la organización del evento a través del sitio visionchamanica.com– que de esta manera privilegia el acceso hacia quienes manejan dicha tecnología de información. Esto hace que el público del STR no sea precisamente el de enfermos procedentes de sectores populares sino más bien de sectores medios intelectuales o “cultos”, con alta escolaridad que buscan más soluciones o respuestas a malestares del alma, de insatisfacción vital o más claramente definidos como de salud mental –depresiones y/o adicciones por ejemplo–.
–Descripción estadística
Una revisión estadística de la base de datos de participantes en las 90 ediciones realizadas –1055 participaciones a la fecha– perfila mejor el tipo de quienes acuden a la propuesta: 56% son hombres, la edad promedio ha sido de 35 años, siendo la mediana de 32 y la moda de 27, y el grupo de edad con mayor frecuencia de participación es el de 25 a 30 años con 24%; aunque en los años recientes este predominio se ha desplazado al grupo de 37 a 42 años con 23%. Los participantes del taller son de alta escolaridad, 71 % tienen educación universitaria, entre los que el 6% tienen educación de posgrado, 20% tienen educación técnica. Siendo la proveniencia de los participantes mayoritariamente de colombianos y de la ciudad capital, es significativa la participación externa: de fuera de Bogotá son un 27%, y de fuera del país un 15% siendo de otras nacionalidades el 10%. Ha habido una alta tasa de repetición, con 21.5%.
–Algunos resultados
Al intentar una puesta en texto de esta experiencia no pretendemos encasillar las ediciones realizadas en un formato o esquema generalizante, puesto que cada experiencia es única y abierta: no es posible prever todo lo que va a ocurrir, lo que nos obliga a estar preparados y alerta a las reacciones y al cuidado de los participantes. Pero sí es posible establecer algunas pautas metodológicas:
–Definitivamente la preparación es muy importante para que la ceremonia fluya de manera tranquila y provechosa. Ir al ritual sin conocimiento previo podría ayudar si no hubiera siempre un trasfondo de prejuicio e imaginería que termina condicionando negativamente la experiencia.
–Es importante la desconexión con el mundo cotidiano personal a través del retiro en un alojamiento campestre cómodo y a través de las prácticas físicas, como son los ejercicios de conciencia del cuerpo, caminatas de atención y danzas sagradas, poco usuales en la vida cotidiana.
–La seguridad y confianza de los participantes en la idoneidad del equipo realizador es fundamental. La claridad en la exposición previa de la propuesta, la seriedad del equipo de realización y asesoramiento, el conocimiento, experiencia y carisma del taita son factores fundamentales para que las personas vivan una experiencia “profesional”, no improvisada. Es importante que el participante tenga la experiencia directa de conocer un “chamán”, sus procedimientos y su papel protagónico en el ritual para tener un mayor entendimiento intercultural, aumentar la confianza en la experiencia, y cimentar sus, generalmente, escasos conocimientos de la medicina tradicional indígena.
–El no encasillamiento de la experiencia dentro de marcos moralistas y maniqueos, o de doctrinas y creencias sectarias, es importante para no condicionar de manera negativa, culposa y demoníaca, la experiencia; marcos estos que favorecen los eventos psicóticos y de pánico.
–Un número pequeño es un factor favorable para una experiencia personalizada –un número entre 15 y 20 participantes es ideal según nuestra experiencia–. Aquellas tomas multitudinarias pueden hacer irrelevante o confusa la experiencia, particularmente para quienes apenas se inician en esta medicina.
–Es muy importante la música ejecutada en vivo por el propio taita y sus ayudantes. Propicia la compenetración del operador con los participantes y la definición y mantenimiento del espacio ritual como espacio de contención y control de la experiencia. El canto del taita y la interpretación de instrumentos y músicas tradicionales, conducen la ceremonia y ayudan en la evolución de la experiencia de cada quien: puede decirse que el canto y la música activan el efecto profundo del yagé.
–La elaboración final de la experiencia ha mostrado también gran utilidad. El procedimiento de pintura previa ha mostrado su eficacia en el control de los aguaceros verbales a los que los participantes quedan predispuestos después de la ingestión del yagé. El ejercicio de pintura permite explorar la memoria del "viaje" y fijar en lenguaje no verbal los elementos más relevantes. Asimismo, la puesta en común ayuda a “cruzar información” con los compañeros de experiencia, a conciliar y aterrizar interpretaciones y a afinar las conclusiones personales que es en últimas lo que cuenta. No se hacen conclusiones “generales” o “colectivas”. El dibujo resultante sirve como autotestimonio personal de la experiencia y mapa de ruta para los cambios que se proponga.

2- El paciente no es un invitado de piedra
Hoy día existe una buena cantidad de resultados de investigación y críticas fundamentadas al modelo biologicista de la medicina alopática[2]. La crítica fundamental apunta al reduccionismo de dicho modelo que aborda al paciente solo desde su dimensión biológica y fisiológica haciendo abstracción de sus contextos cultural, social, familiar y de creencias. Podría decirse que es cuestión –aquí también– de especialización, y que la psiquiatría o la psicología se encargan de lo que no sea puramente biológico, desconociendo la interrelación psicofísica y la continuidad psicosomática de la enfermedad, cada vez más demostradas. La dimensión psíquica y de conciencia, una de cuyas expresiones es la referente a las creencias y a las convicciones éticas profundas es el comando general de todo el sistema del ser vivo, y habita en ese conjunto físico que es el cuerpo.
Aparte las críticas de teóricos e investigadores al modelo reduccionista, han de tenerse en cuenta las de los pacientes mismos, que optan por acudir simultáneamente a sus servicios institucionales de cobertura de salud con los de otras medicinas y terapéuticas alternativas, dentro de las cuáles están las medicinas tradicionales indígenas. Este nuevo modelo ha llegado a tener tal difusión, que, por ejemplo, el Instituto Nacional de Salud de los EEUU ya incluye las definiciones y terapéuticas alternativas dentro de las opciones de salud en uso.
Al inscribirse en nuestro taller el participante acepta ubicarse como usuario de una terapéutica no convencional, experimental si se quiere. Acepta salirse de sus concepciones previas, de sus prejuicios, para vivir un procedimiento que está y siempre ha estado abierto: al encuentro con lo impredecible, con sus zonas desconocidas, con su otro yo, con aquello que lo puede poner en relación con el Misterio desde su propio ser. Acepta salirse de sus certezas adquiridas y la posibilidad de adquirir un conocimiento nuevo sobre sí mismo, o de colocarse en un nuevo punto de vista que le proporcione nuevas certezas, nuevos puntos de referencia sobre su realidad y sus motivaciones profundas. Esta adquisición le permite renovar su comprensión de sí mismo y le abre la posibilidad de cambiar su vida, actualizando la comprensión de su destino. Es convertir su acceso al Misterio en una fuente vivificante de su propio mito de la existencia, para fortalecer o reavivar su plan de vida y sus nociones personales sobre lo que es su misión y su ruta cotidiana para actuar.
El cambio de punto de vista le permite dar cuenta de la realidad que lo circunda, dentro de la que no puede encontrar explicaciones, mucho menos soluciones; sino rompiendo hacia otro tipo de representaciones que le ayuden a quebrar la monotonía, la inercia del círculo vicioso en el que se encuentra atrapado, para comprender su vida de otra manera… Es aceptar la eventualidad de “saltar al vacío con la posibilidad de que se desplieguen las alas” según la expresión de La Fontaine.

Al hablar de representación entendemos la capacidad de abstraer la cotidianidad en conceptos. Entramos en el área de las palabras y del lenguaje. El lenguaje, ese legado recibido de descripciones, esa configuración conceptual dada sobre la realidad dentro de la que estamos encasillados. Una de las dificultades o bloqueos de los participantes del Yagé Terapéutico, una de las manifestaciones de sus miedos, es precisamente el no poder salirse de sus descripciones, del lenguaje dado; el aferrarse a sus certezas, el no poder relativizar o dar otro sentido a sus nociones de las cosas y de su vida; el mantenerse atrapado en el sistema de nominación recibido; imposibilitado de desechar palabras y nociones, abriéndose a nuevas, precisamente desconocidas. Romper hacia lo indecible, hacia lo desconocido, es subvertir un poco el lenguaje, es romper con certezas que se han vuelto incertidumbre o cárcel.
La descripción que tenemos de la realidad se convierte en una cárcel conceptual que nos impide las variantes de acción adaptativas. Al aferrarnos a nociones recibidas –de la educación, de la familia, de la ciencia, de la religión, de los medios de comunicación– perdemos la capacidad propia de entender y nominar la realidad para ser nosotros mismos. Entramos en lo que Michael Taussig llama, retomando a Georg Luckas y a Walter Benjamín, la “reificación” o cosificación de la realidad[3], ese confundir las abstracciones o conceptualizaciones de lo real con la realidad misma y que convertidas en tal parecen imposibles de cambiar o de acceder de otra manera.
Aquí cabe remarcar nuestra convicción sobre la irreductibilidad de la realidad, y de que las palabras no pueden dar cuenta absoluta de los hechos y de las cosas: siempre serán interpretaciones, aproximaciones, representaciones. Y cabe también mencionar nuestra identidad en la comprensión del lenguaje con el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein, entendido aquel como “juegos de lenguaje”: convenciones y significaciones en cambio permanente a partir del debate sustentado de los especialistas, pero también a partir del uso que dan a las expresiones las personas corrientes.
Relativizar y renovar el lenguaje, es también abrir espacio a lo indecible, a lo no nominado, a aquellas vivencias para las que no encontramos expresión en nuestro arsenal de descripciones, y que nos obliga a crear metáforas propias para nominarlas. O simplemente guardarlas en nuestro interior como esos momentos únicos y propios que nos hacen ser nosotros mismos, diferentes a los Otros.
La relativización de los discursos y descripciones puede ser una alternativa de salud. Dentro del modelo consumista dominante para tener salud hay que ser alternativo a ese modelo y a sus mitologías. Es esa realidad de consumo indiscriminado y excesivo la que propicia la enfermedad, es la obsesión por el dinero, por la obtención de ingresos para consumir más la que crea el marco de enfermedad que nos agobia.
Pero puede ser que para darnos cuenta de eso, nuestro cuerpo, o nuestra mente, o nuestro espíritu, tengan que hacer enfermedad. Y esta puede convertirse entonces en fuente de enseñanza, en método de conocimiento, como plantean los terapeutas alemanes Dethlefsen y Dahlke[4]. Y la enfermedad, si sabemos interpretar lo que nos advierte sobre nuestra realidad, puede llevarnos a buscar los cambios que debemos hacer en nuestros hábitos, o nos puede ayudar también a encontrar alternativas para su comprensión y para su tratamiento, asumiendo nosotros mismos su conducción.
Una persona que asume su realidad, que comprende su contexto, que asume su enfermedad sin arredrarse o caer en depresión y desesperación, que toma las riendas para entender su situación y asumir la responsabilidad de los cambios y alternativas de su tratamiento, es un paciente empoderado. Es un paciente preparado para analizar y decidir entre diferentes alternativas terapéuticas, o para combinarlas.

3- ¿Es posible la interculturalidad médica? [5]
No puede entenderse la Interculturalidad como una rama más del conocimiento occidental; algo así como la variante “etno” del estudio de las culturas, definida desde la centralidad y superioridad del conocimiento occidental.
Tampoco la Interculturalidad puede ser entendida solo como el acceso de integrantes de las comunidades indígenas a los servicios de la biomedicina. Al respecto, debe tenerse en cuenta que también la medicina indígena hace parte de la oferta de servicios de salud a los habitantes de los conglomerados urbanos. Y más intricada esta red de relaciones culturales si se tiene en cuenta el que no es una sola etnia o un solo recurso médico étnico el que actúa y se ofrece en las ciudades sino múltiples, y más complejo aún si se tienen en cuenta las variantes híbridas desarrolladas por cada agente u operador médico étnico.
Entendemos la interculturalidad médica como la utilización conjunta y consensuada de recursos de las dos medicinas –o por lo menos dos: la biomédica occidental y la étnica, en el caso que más conocemos, la del yagé–
Cada una de las dos cosmovisiones aporta un componente importante: la biomedicina aporta el avance en el conocimiento biológico y fisiológico del cuerpo, así como los avances tecnológicos en el diagnóstico y pronóstico de las enfermedades, y también los hallazgos farmacológicos para el tratamiento y paleamiento de las mismas. Las medicinas tradicionales aportan contextos de representación simbólica y de sentido a las personas y también procedimientos y recursos de diagnóstico y terapéutica de las enfermedades –por ejemplo, para el caso que nos ocupa, el yagé–. La resultante puede ser una atención al paciente que tenga en cuenta su contexto de vida, su psiquis y su comprensión de lo trascendente. Una complementación así entendida puede dar resultados muy importantes para el tratamiento de la enfermedad.
Una auténtica interculturalidad, en el sentido señalado, choca de entrada con la comparación de las dos prácticas dentro del concepto sistemático con que se puedan definir. Es un encuentro difícil: algo empírico, que es tradición oral, con algo sistemático, institucional, codificado, y particularmente la dificultad para el mutuo entendimiento por la superespecializada clasificación de la enfermedad en la sistemática de la biomedicina que pareciera haber olvidado la máxima hipocrática de que “existen enfermos, no enfermedades”.
Tampoco se trata de encasquetar la lógica de las curaciones chamánicas –o mágicas– dentro de la lógica racional bienpensante, para validarlas, para hacerlas aceptables al establecimiento médico convencional. La magia, el milagro, gritan una especificidad, una idiosincrasia; la irreductibilidad que pugna por reiterar que no todo está en la norma, en la ley, en el concepto.
Esa dificultad de unos términos comunes para el entendimiento puede bloquear la posibilidad de contactos, superable en la experiencia directa de atención de los pacientes, incluso hoy día pedida por ellos mismos, que lleven a superar el menosprecio y negación de entrada de la práctica médica indígena.
Es probable que cada cosmovisión esté todavía demasiado encerrada dentro de sí misma: la del occidente judeo-cristiano, en su obstinación-reducción por lo biológico y fisiológico del ser humano, instituido como verdad única y absoluta, desarrollo que ha llevado a la sinrazón de las especializaciones y atomizaciones del ser que olvidan el todo. Las de los indígenas, de pronto demasiado desconfiadas y cerradas en sus concepciones de tradición, territorios, derechos y cultura que pueden terminar convirtiéndose en variantes etnocéntricas y exclusivistas que se aíslan de la posibilidad de los contactos y enriquecimiento con otras culturas.
El establecimiento de protocolos médicos interculturales, que supone la intensificación en la atención conjunta de pacientes, puede ser un primer paso en la relación entre las dos medicinas, tarea que ha de adelantarse con cada una de las prácticas médicas indígenas. Es la creación de un “juego de lenguaje” que no existe, es atreverse a nominar las enfermedades y las casuísticas terapéuticas con un lenguaje nuevo, de consenso, utilizando y pactando términos comprensibles para las partes.

4- Hacia un modelo multicultural de Salud
Un nuevo modelo en la concepción de la salud integral del género humano está surgiendo. Hay signos claros de que ya retoña.
Un nuevo modelo en el que, simultáneos a los avances científicos de la biomedicina, se tengan en cuenta los factores contextuales: La salud de la tierra, la salud social y desde luego, la salud espiritual, mental y física de los seres humanos. Y será un modelo comandado en gran parte, sino totalmente, por los pacientes mismos, en el que los operadores terapéuticos, de cualquier cosmovisión sean apoyo, puntos de referencia, consejo y servicio de los pacientes.
Seguramente este modelo rebasa el microcosmos de los seres individuales. La salud de la tierra requiere no solo de nuestra participación decidida, desde las pequeñas cosas y acciones con las que podemos contribuir al ahorro y cuidado del agua, a la adecuada utilización de la energía, a la disposición de las excretas, etc. Pero también requiere de medidas agregadas a nivel de los gobiernos y la administración pública.
Y topamos con la dimensión política. Definitivamente el futuro de la humanidad tendrá que ir encontrando el lugar adecuado para estos personajes encargados de la res publica, de la disposición y administración de las cosas públicas. Es seguro que este sector de la sociedad está sobredimensionado y sobreactuado y que su poder esté en demasía orientada al logro de sus intereses personales y de quienes los encargan y muy poco de “servidores públicos” tienen. Es urgente que se pase del “servirse de” al “servir a” el interés público.
Son muchas las tareas que auténticos servidores públicos deben asumir en bien de la salud social: el control de las fuentes de angustia y zozobra permanente de la gente –ni que decir tiene que mucho se avanzaría con el control-eliminación de la guerra y del hambre–, el control de la ambición y codicia de quienes hacen del enriquecimiento y el poder un objetivo de sus vidas; el control del poder mediático de modelar conciencias y de transmitir y promover valores –los del consumo, por ejemplo, a través de la gran máquina publicitaria–; las reformas del sistema educativo que orienten a la construcción individual más que a la competencia. En fin, son las propuestas de una agenda pública que concrete el sueño de que “otro mundo es posible”.
Pero respecto de la salud –esa otra gran res publica– hay también tareas concretas para los administradores y para las personas: La facilitación, cuidado y promoción de espacios de práctica física y de contacto con la naturaleza –la preservación por tanto de los parques y reservas naturales–; el cuidado, supervisión y control de los sistemas de provisión de alimentos, en lo que no se deben escatimar esfuerzos; la promoción y facilitación de todos los diálogos interculturales entre cosmovisiones y terapéuticas que no reemplacen la autonomía y decisión personal de los pacientes.
En la dimensión psíquico-espiritual de las personas, dimensión en la que se mueven todos aquellos que pretenden intermediar y administrar las relaciones con lo Trascendente, talvez lo más importante sea la preservación del derecho al albedrío individual y una orientación no manipuladora ni explotadora por parte de las congregaciones de culto –las tradicionales y las nuevas–, preservando el derecho de los asociados laicos a disentir cuando se trate de sus opciones individuales. El servicio religioso, como cualquier otro servicio público, debe huir del protagonismo, ha de ejercerse con discreción y mesura, sin imponer directrices ni jerarquías de poder, sin imponerse como objetivos en sí mismos por encima de las vidas de los creyentes laicos.
Desde el ángulo personal, se ha de estar muy atentos a las manipulaciones informativas de los medios masivos: relativizando los mensajes y discriminando los intereses que se mueven detrás. También el control de las fuentes de ansiedad y miedo provenientes de la acción política violenta, incluida la del Estado, que tienen objetivos de control y manipulación de las personas.
Quizás unos nuevos contextos de vida que respeten como central la sencillez de la vida de la gente puedan dar lugar a más salud y menos enfermedad.

lunes, 7 de marzo de 2011

La felicidad favorece la longevidad.

Una revisión de más de 160 estudios, llevada a cabo por un equipo de la Gallup Organization de Princeton (Estados Unidos), permitió constatar de forma "clara y convincente" que los individuos que reconocen ser felices viven más y con mejor salud.

El profesor de psicología Ed Diener analizó diferentes estudios a largo plazo con personas, algunas pruebas experimentales en las que también se incluían animales y otras investigaciones que evalúan el estado de salud de gente estresada por fenómenos naturales.

"Se revisaron ocho tipos de estudios", dijo Diener, reconociendo que "la conclusión general es que el bienestar es subjetivo -a diferencia del estrés o la depresión- y, en cada caso, contribuye tanto a la longevidad como a una mejor salud".

Uno de estos estudios, en el que participaron casi 5 mil personas desde su juventud hasta la vejez mostró que aquellos que eran más pesimistas solían morir más jóvenes que sus compañeros.

En otra investigación, en la que se hizo seguimiento a 180 monjas, se observó que aquellas que escribieron autobiografías positivas a los 20 años sobrevivieron más que las que recordaban de forma más negativa su vida juvenil.

Los experimentos realizados con humanos en laboratorio mostraron que los estados de ánimo positivos reducen las hormonas relacionadas con el estrés, aumentan la función inmune y favorecen una pronta recuperación del corazón después del esfuerzo.

martes, 22 de febrero de 2011

El brócoli puede retrasar el envegecimiento

Cuatro científicos españoles que participan en un proyecto agroalimentario de ámbito europeo han descubierto una proteína en el brócoli que frena el envejecimiento de la piel y favorece su regeneración en caso de quemaduras o cáncer de piel.

La proteína con la que están trabajando para sus posibles aplicaciones en cosmética ha sido denominada BOP, según explicó una de las responsables del proyecto, Micaela Carvajal, quien adelantó que se está preparando la patente de la misma.

Tras cuatro años de trabajo en distintos estudios de brócoli, en el campo de Lorca (Murcia, este de España), los cuatro investigadores del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS) se encuentran en la fase de diseñar el formato y la presentación que debe de llevar esta proteína para su comercialización en cosmética.

Se trata de su estabilización en una base, aunque todavía no se ha decidido si será una crema o un gel, lo que dependerá de los resultados de la investigación, que se prolongará por un par de años más.

Otra de las posibles aplicaciones de esta proteína será en el área terapéutica, pues puede ayudar a la cicatrización en caso de quemaduras o de cáncer de piel.

Este grupo de científicos también ha trabajado durante más de diez años en las cualidades del brócoli en el terreno alimentario, ya que, según explicó otra de las expertas del CEBAS, Cristina García-Viguera, contiene propiedades para prevenir enfermedades como el cáncer, sobre todo los relacionados con el sistema digestivo y respiratorio.

Así, han cultivado unos brotes de brócoli que ya están comercializados y que se están utilizando en la alta cocina de Murcia, cuyas propiedades están más concentradas y que además se puede tomar crudo, sin perder sus cualidades en el proceso de cocinado.

Las investigadoras señalaron que las condiciones tanto de suelo como climáticas de la región de Murcia son las mejores de España para la producción de este cultivo, debido a la alta salinidad del agua y los inviernos cálidos.

miércoles, 16 de febrero de 2011

ingerir fibra ayuda a tener una mayor longevidad

Un aumento en la ingestión de fibra puede incrementar la longevidad, concluyó un grupo de científicos con el mayor estudio gubernamental de su tipo realizado en Estados Unidos.

La investigación, difundida el lunes, determinó un vínculo entre las dietas altas en fibra y una disminución en los riesgos de muerte, no sólo por una enfermedad cardiaca, sino también infecciosa o respiratoria.

El estudio relacionó asimismo el consumo de fibra con una disminución del riesgo de muertes por cáncer en los hombres, pero no en las mujeres, quizá debido a que los hombres tienen más posibilidades de morir de algún cáncer vinculado con la dieta, como el de esófago.

La conclusión es que el beneficio generalizado de las dietas altas en fibras procedentes de granos es que aumentan la fortaleza del organismo.

La mayoría de los estadounidenses no recibe suficiente fibra en sus dietas. El estadounidense promedio come a diario apenas unos 15 gramos de fibra, mucho menos que la recomendación actual diaria de 25 gramos para las mujeres y 38 para los hombres, o 14 gramos por cada mil calorías.

Por ejemplo, una rebanada de pan ciento por ciento de trigo contiene entre dos y cuatro gramos de fibra.

En el nuevo estudio, las personas que siguieron las recomendaciones alimenticias tuvieron menos posibilidades de morir durante el periodo de análisis que se extendió por nueve años.

Los hombres y mujeres que consumieron la cantidad más alta de fibra tenían 22% de posibilidades menos de morir de alguna causa en comparación con quienes comieron menos fibra, dijo el autor y jefe del estudio, el médico Yikyung Park, del Instituto Nacional del Cáncer.

El estudio, divulgado en la publicación Archives of Internal Medicine, incluyó más de 388 mil adultos, de entre 50 y 71 años, y abarcó la dieta y salud.

El estudio fue realizado por la entidad Institutos Nacionales de Salud y la Asociación de Personas Jubiladas de Estados Unidos (AARP por sus siglas en inglés).

Los participantes llenaron un cuestionario entre 1995 y 1996 en el que se les preguntaba sobre sus hábitos alimenticios.

Se les preguntó la frecuencia con la que consumían 126 alimentos específicos. Después de más de nueve años, habían fallecido poco más de 31 mil de las personas consideradas en el estudio.

En la investigación, se utilizaron los archivos nacionales para determinar los nombres de los fallecidos y la causa de las muertes.

Los investigadores consideraron otros factores de riesgo como peso, nivel educativo, tabaquismo y condición de salud. No obstante, encontraron que los riesgos de muerte disminuían en las personas que comían más fibra.

''Los resultados indican que los beneficios de la fibra en la dieta van más allá de la salud del corazón'', dijo el médico Frank Hu, de la Escuela de Salud Pública de Harvard. Hu no participó en al investigación pero fue coautor de un editorial en la publicación.

domingo, 6 de febrero de 2011

el diez por ciento de la población mundial padece obesidad

Las investigaciones, realizadas con el objetivo de identificar factores de riesgo en las enfermedades coronarias, coinciden en que existe una "pandemia de obesidad" que es consecuencia de que cada vez son más los países que adoptan el modo de vida occidental.

En 2008, más de 500 millones de personas en todo el mundo eran clínicamente obesas, es decir tenían un Índice de Masa Corporal (IMC) -la medida resultante de dividir el peso del individuo en kilos por su altura en metros al cuadrado- superior a 30.

La incidencia era mayor entre el sexo femenino, ya que había 297 millones de mujeres obesas, frente a 205 millones de hombres obesos.

Esto significa que el 9.8 % de los hombres y el 13.8 % de las mujeres de este planeta eran obesos en 2008, frente a unos porcentajes respectivos del 4.8 % y el 7.9 % en 1980.

La mayor tasa de obesidad se registró en las naciones de las islas del Pacífico, con niveles medios de IMC de entre 34 y 45, un 70% por encima de algunos países del sudeste asiático y África.

Entre los países ricos, Estados Unidos figuraba en el primer puesto de la lista de obesidad, con un Índice de Masa Corporal medio de 28, tanto para hombres como para mujeres, lo que quiere decir, en otras palabras, que tener sobrepeso es hoy la norma en ese país.

The Lancet publicó tres estudios que analizan de manera conjunta los niveles globales de obesidad, el colesterol y la presión sanguínea, intercambiando sus respectivos resultados.

La otra conclusión destacada es que, en contraste con el incremento de la obesidad, la proporción de la población mundial que tiene problemas de hipertensión disminuyó entre 1980 y 2008.

Los países ricos fueron los que lograron los mayores avances en el control de la hipertensión y también los que lograron, gracias a sus prestaciones sanitarias, que en este periodo retrocedieran los niveles medios de colesterol entre la población.

No obstante, esta buena noticia estuvo acompañada por la constatación de que hay países emergentes y pobres que afrontan problemas que no se habían detectado antes.

Es el caso de las naciones del Báltico o de los países del este y del oeste del continente africano, que registran los niveles de presión sanguínea más altos del mundo, igualando los existentes en algunas partes de Europa Occidental hace tres décadas.

Los niveles de colesterol muestran en este periodo incrementos en Japón, China y Singapur, donde habían sido históricamente bajos, algo que los expertos vinculan en parte a que ha habido un cambio dietario, con la incorporación de más grasas animales.

El profesor Majid Ezzati, de la Escuela de Salud Pública del Imperial College de Londres, explicó en un comentario que estos resultados "demuestran que el sobrepeso y la obesidad, la hipertensión y el colesterol alto ya no son solo problemas occidentales o problemas de las naciones ricas" .

La presencia de estos problemas de salud "se ha trasladado hacia países de ingresos bajos y medios, convirtiéndolos en problemas globales", manifestó el profesor Ezzati, director del estudio.

Gretchen Stevens, de la Organización Mundial de la Salud, señaló que ya se conocía que los cambios en la dieta y en la actividad física han contribuido al aumento mundial de la obesidad, pero comentó que "sigue sin estar claro cuáles serían las políticas que ayudarían a reducir con mayor eficacia la obesidad" .

"Tenemos que identificar, aplicar y evaluar de manera rigurosa las intervenciones que tienen como objetivo revertir estas tendencias o limitar sus efectos perjudiciales", dijo.

El doctor Mike Knapton, de la British Heart Foundation, calificó de "asombrosa" la escalada de obesidad en los últimos 30 años y consideró que "afrontamos un desafío global para hacer frente al aumento del IMC, los niveles de colesterol y la hipertensión, todos ellos factores principales de riesgo en los problemas coronarios" .

"Es una tendencia preocupante, pero que puede ser revertida con políticas eficaces y con cambios en el estilo de vida, con la ayuda de importantes avances en la medicina", señaló Knapton, que subrayó que la mejora en los niveles de colesterol y de hipertensión en los países desarrollados son la prueba de que hay solución.

jueves, 3 de febrero de 2011

Cuando una relación de pareja acaba

"Una de las señales más obvias es cuando no hace un esfuerzo por ver a la otra persona, cuando siempre está ocupado, si no marca a pesar de que quedó de llamar, si se inclina sólo por el contacto físico, si deja de aportar a la relación con detalles, o si llevan un tiempo juntos y no conoces a sus amigos y a su familia o, incluso, cuando le pides esforzarse y no lo hace", explicó.

En esos casos, la psicóloga recomienda hablar con la pareja para saber qué está pasando, pero, sobre todo, tener presente que lo que ocurre "no es porque tengas algo malo", sino que la otra persona ha tomado la decisión de alejarse porque no está listo para tener una relación seria o porque se ha interesado en alguien más.

"Puede ser que perdió interés. Llegó a conocer un poquito más a su pareja y se dio cuenta de que realmente no era como se la imaginaba. Cuando se empieza una relación con una persona se piensan muchas cosas sobre ella, pero la empieza a conocer, ve sus defectos y no le gusta, o simplemente no quiere iniciar una relación con ella", aclaró.

Si después de haber hablado se llega a la conclusión de que la relación no da para más, las dos partes deben seguir su camino, aunque advirtió que algunas personas se quedan estancadas y no pueden superarlo, pues dejaron que su vida se centrara en su pareja y quizá fue esta actitud la que llevó al otro a alejarse.

´Todo gira a su alrededor´

"Muchas veces cuando alguien está necesitado todo gira alrededor de la otra persona, no tiene otras actividades, toda su energía está centrada en estar llamando a su pareja, pero si tiene su vida, sus amigos, su trabajo y además a su pareja, esto evita que se pierda por el otro", dijo.

Estas actitudes pueden provocar la ruptura, pues "si veo que una persona me llama todo el tiempo, me doy cuenta de que a lo mejor no me conviene, porque todo el tiempo está pensando en mí, quiere estar conmigo y no tiene otras opciones ni otra cosa que hacer".

En esos casos, aquel se encuentra ‘estancado' debe pensar por qué no puede superar a su ex pareja, tratar de encontrar una explicación que le pueda ayudar a salir adelante y en caso de no poder encontrarla, buscar ayuda con familiares o con un especialista.

"Se debe tener presente que su ex pareja no es la única persona en el mundo y pensar por qué estás tan clavado, qué estabas tú depositando en la relación o si la tenías muy idealizada, porque las personas no son perfectas, tienen sus defectos, y se debe pensar que a lo mejor estabas entregando mucho o quizás esa persona no era para ti y ya encontrarás a alguien más".

"Pero cuando una persona está estancada, cuando todo gira alrededor de la otra persona y no se tiene trabajo, amigos u otra cosa en qué distraerse, debe platicar con sus amigos, familia, darse cuenta de que se está causando daño o incluso buscar terapia para ver por qué está así", concluyó.