El desarrollo de un niño desde que nace y hasta los 5 años es espectacular en todos los aspectos: fisiológico, intelectual, psicomotriz, social....
La evolución lingüística también lo es, sobre los 10 meses aparece la primera palabra, a los 2 años utiliza unas 300 y a los 3, casi mil.
El lenguaje le acompaña en cualquier actividad, es la base de la comunicación social y contribuye a formar el pensamiento.
Al igual que el niño entiende el lenguaje antes de estar en condiciones de utilizar la palabra, puede también, incluso, entender el lenguaje escrito antes de poder hablarlo.
Hemos de decir que cuanto más pequeño es un niño, mayor capacidad de absorber información tiene, y cuanta más información se le da, más retiene. Tiene una gran energía y unos enormes deseos de aprender. Y no nos olvidemos de algo muy importante, la afectividad, un niño querido y aceptado se desarrolla mucho mejor que uno que no lo es.
La imagen que el niño tenga de sí mismo es fundamental y los éxitos acrecientan una buena autoimagen, y ésta a su vez contribuye a asegurar el éxito, hemos de intentar que el niño tenga una imagen positiva de sí mismo, pero al mismo tiempo es bueno que cometa errores y se enfrente a las consecuencias.
¿ Por qué la lectura ? Porque es la base de todo el aprendizaje, porque es un juego que al niño le va a gustar, porque el niño está descubriendo el lenguaje, y de la misma manera que le enseñamos la lengua materna o, incluso, 2 ó más a la vez, podemos enseñarle a leer de forma natural, comenzando por lo conocido y concreto, progresar a lo nuevo y desconocido y por fin llegar a lo abstracto.
¿ Es un juego ? Sí, la lectura hay que presentarla como un juego en el que, incluso, tendremos que escenificar, no debemos aburrirle jamás, antes de que esto ocurra debemos cambiar de actividad. Hemos de enfocarlo con alegría, leer es divertido.
¿ A qué edad ? Se puede enseñar a leer a un bebé desde que tiene pocos meses de vida. Yo comencé un poco más tarde, cuando tenían dos años, y antes de cumplir los cuatro ya sabían leer.
Método. De la misma forma que enseñamos el lenguaje oral: palabras-frases-alfabeto.
Tiempo. Las sesiones serán de unos minutos, al principio, 3 veces al día. Debemos empezar a una hora del día en que el niño esté descansado y de buen humor y evitaremos distracciones. Presentaremos la palabra y le diremos: " aquí dice...." sólo durante 10 segundos, jugaremos con él durante unos minutos a otra cosa y se la volveremos a presentar.
Materiales. Cartulinas, folios, rotuladores gruesos rojo y negro, regla, tijeras, etiquetas adhesivas, panel de fieltro, libros con poco texto y grandes caracteres, ordenadores o máquinas de escribir.
Términos familiares
Las tres primeras palabras serán papá, mamá y el nombre del niño. El resto, hasta quince deben ser los términos más familiares y placenteros que le rodean; nombres de los miembros inmediatos de la familia, parientes, animales domésticos, alimentos favoritos, objetos y actividades preferidas.
No se puede incluir una lista exacta porque son muy personales.
jueves, 19 de marzo de 2009
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