Encabezado

martes, 31 de marzo de 2009

Los orígenes cerebrales de la anorexia.

Una deficiencia en el área del cerebro que es conocida como corteza insular o ínsula sensibiliza más a las mujeres que presentan esa alteración a desarrollar anorexia, según una investigación realizada por especialistas de un hospital de Londres.
La sicología se ha enfocado en entender los mecanismo que desencadenan la percepción perturbada de la imagen corporal y la rígida restricción de alimentos, características de la anorexia nerviosa. Durante los últimos años la neurociencia ha concentrado sus estudios en dilucidar los factores cerebrales que están relacionados con esta enfermedad que afecta entre el 3% y 10% de las jóvenes, según La Tercera.
Se evaluaron a más de 200 mujeres entre 12 y 25 años en Inglaterra, Estados Unidos y Noruega, que se trataban por esta enfermedad en centros privados.
De estas mujeres, el 70% presentó un daño en sus neurotransmisores, que son los encargados de mantener la comunicación de las células cerebrales, y alteraciones en corteza insular del cerebro, área involucrada, además, son más trastornos como la dislexia y la depresión.
"Esta estructura crucial que permite la adaptación del organismo al ambiente externo" comentó el médico Frampton.
El hecho de haber identificado esta alteración abre las puertas para continuar desarrollando las primeras drogas, las cuales operarían de forma similar a los antidepresivos: "Nuestra investigación muestra que una falla en el desarrollo cerebral de algunas niñas las hace vulnerables a la enfermedad y en un grado mayor que factores de riesgo conocidos para la anorexia, como las imágenes en medios de comunicación de mujeres muy delgadas".
La corteza ínsula es la corteza cerebral responsable de la anorexia nerviosa, según el estudio, está ubicada a profundidades de la superficie lateral del cerebro, entre los dos lóbulos y tiene un volumen de 20 ml.
Esta zona tiene un complejo conjunto de conexiones de distintas estructuras cerebrales en ambos hemisferios, relevantes en las emociones y en la percepción del propio cuerpo, explicó el doctor Fernando Torrealba.
"Es una corteza sensorial, que sirve para detectar las necesidades del cuerpo y percibir las emociones. Por ejemplo, detecta la baja de temperatura e indica a las otras partes más complejas del cuerpo que se abriguen", afirma Torrealba.
En el caso de la anorexia, determina que una persona sienta hambre, pero debido a la alteración la persona no come lo que realmente necesita para quedar satisfecho.
Esto además, integra las conexiones relevantes relacionadas con rasgos de la anorexia, como ver una imagen distorsionada del cuerpo, la baja autoestima, ansiedad y obsesión, Hay pacientes que al haber tenido daños extensos en la ínsula desconocen partes de su cuerpo", expresó el doctor.
Esto se relaciona con la anorexia nerviosa, que se caracteriza porque quienes la sufren no se consideran enfermos.
Con esto se logrará utilizar terapias psicológicas que hoy se utilizan para tratar desordenes del ánimo o de la personalidad, aunque no se descartan los tratamientos a base de fármacos específicos que podrían ayudar en la evolución, positiva de la enfermedad. Se trata de una terapia que es similar a la que se usa en casos de depresión.
Hay dos piezas clave para el tratamiento de la enfermedad: la parte nutricional, para recuperar el peso, y el tratamiento psiquiátrico. "El éxito se obtiene cuando se involucra a la familia, ya que las pacientes se niegan al tratamiento, porque no se sienten enfermas", concluyó el médico especialista

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