Encabezado

lunes, 20 de octubre de 2008

Efectos psicólogicos del divorcio en los hijos.

Los padres tendrán que tomar una serie de decisiones que van a afectar la crianza de los hijos, relacionada con la residencia, enseñanza, salud, y las relaciones con la familia extensa.

La reacción del niño ante la separación o el divorcio va a depender de la edad que tenga, ya que su manera de percibirlo va a ser distinta. Los niños de 3-6 años no comprenden lo que sucede y se sienten culpables, en cierto modo, por la ruptura; los de 7-12 años sufren consecuencias escolares, como puede ser un retroceso; los hijos mayores entienden el divorcio, se sienten dolidos, críticos, pero consideran que los padres pudieron haberlo evitado si hubieran intervenido sobre la situación.Lo común, independientemente de la edad, es una alteración emocional y conductual. Algunos niños pueden tener la fantasía de que sus padres volverán a unirse.

Los niños necesitan alrededor de 3 a 5 años para recuperarse y readaptarse del divorcio, pero alrededor de un tercio sufre un trauma psicológico persistente. El síntoma más evidente que padecen es la agresividad.

Si el ambiente que rodea al niño es favorable, es decir que sus padres pueden ejercer juntos la paternidad, muestran un comportamiento consistente frente al niño y evita discusiones frente a éstos, los hijos lograrán adaptarse bien al divorcio.Los adolescentes suelen pasar más tiempo fuera de la casa luego del divorcio.

Los hijos presentan creencias más problemáticas con respecto a la separación o divorcio de los padres, cuando éste se produce de manera destructiva. En estos casos, lo niños tienden a culpabilizar más al progenitor no custodio (pero las concepciones son menos culpabilizantes si los niños mantienen contacto con los progenitores no custodios, al mismo tiempo que experimentan menos sentimientos de abandono según lo revelaron estudios realizados por M. Ramirez, J. Botella y J. Carrobles (España). Está comprobado también que la mayor presencia de creencias problemáticas se asocia a mayor inadaptación social y personal de los niños.

El hecho de que los niños vivan con uno de sus progenitores prueba que efectivamente se produjo la ruptura del matrimonio de sus padres, y lo manifiestan con enfado y rabia; en ocasiones difícil de manejar por el padre custodio.
Hay distintas reacciones de los padres que agregan problemas a los ya experimentados:

Cuando comparten con los hijos el enojo hacia el otro progenitor.
Cuando desplazan el enojo que sienten hacia la otra parte, hacia los hijos.
No respondiendo a las necesidades de los hijos por estar demasiado ocupados en sus propias necesidades.
Intercambiando cuestiones personales con los hijos como si fueran pares.
No proporcionándoles límites necesarios y apropiados.
Utilizando a los hijos mayores para que cuiden de los menores.
Viendo a los hijos como propiedades.

J. Wallerstein y S. Blakeslee, hicieron estudios realizados por Wallerstein y Kelly y comprobaron que una década después del divorcio muchos de los hijos tienden a evitar casarse jóvenes y/o bajo influjo de sus impulsos, que valoran el amor romántico duradero y comprometido. Además se formuló que más del 33 % confiesa que ha sido muy importante mantener el contacto con ambos progenitores y que éstos dejen de pelearse continuamente.

Una Consulta con nuestros asesores acerca de este tema, podría ayudar a sus hijos a pasar por este difícil momento.

Carlos Robles terapueuta en Línea

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